sábado, 11 de diciembre de 2010

Lo mejor y lo peor del avión

Lo mejor y lo peor
En el avión de camino a USA tuve la oportunidad de ver dos películas que tenía pendientes. La primera, Get Low, fue una agradable sorpresa. Ya había perdido la esperanza de verla, puesto que aunque en el resto del mundo se estrenó a mediados de 2010, en España no hay visos de que quieran hacerlo.

La segunda, The Expendables, ha sido una tortura tan infernal que hacía que el dolor de nalgas después de 7 horas en la misma posición pareciera un paseo por las nubes.

The Expendables, escrita, dirigida y protagonizada por Sylvester Stallone. Con los actores más duros del cine de acción: Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Eric Roberts (como el malo malísimo), y con cameos de Bruce Willis, Mickey Rourke y Arnold Schwartzenegger. Me habían vendido que era un homenaje a las películas de acción de los 80, y aunque no soy un fan especial de este género, esperaba que el tono general de la película fuera irónico, con guiños aquí y allá y escenas tan exageradas que fueran graciosas, algo más tipo "True Lies". Por el contrario el Sr. Stallone (a parte de pasear su careto hiperestirado y sus labios recauchutados) nos presenta una cinta que intenta ser seria, y no pasa de mediocre, con un guión pésimo y una historia poco creible, aburrida y predecible (más de lo normal). Esperaba pasar el rato y resultó hacérseme interminable.



Por el contrario encontré una pequeña perla, nada pretenciosa, dirigida por Aaron Schneider, y protagonizada por un colosal Robert Duvall, Bill Murray y Lucas Black. La película está inspirada en un hecho real sucedido en los años 30 en un pequeño pueblo de USA. La historia gira alrededor de Felix Bush (Duvall), un viejo gruñón que se ha pasado los últimos 40 años sin contacto humano. Un día decide contratar una empresa de pompas fúnebres para organizar su propio funeral, una fiesta a la que todo el mundo está invitado, y a la que él asistirá en vida.  Bill Murray, que interpreta al amo de la funerária, añade el toque cínico y gracioso a la situación. Una tragicomedia sencilla y sin pretensiones, que nos permite gozar de la interpretación de Duvall, papel por el cual ganó un premio de Hollywood.

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