martes, 15 de febrero de 2011

Un Western de los verdaderos: Blackthorn


Cuando viajaba en bus desde Cochabamba hacia La Paz, siempre lo hacía de día, me encantaba ver el paisaje altiplánico, montañas de colores ocres, salpicadas de pastos amarillos, ríos colorados y el cielo muy azul. Siempre había pensado que las películas del Oeste que veíamos podrían haber sido filmadas ahí. Ahora, muchos años después me entero que se está filmando "Blackthorn", un Western rodado completamente en Bolivia. La producción es española, dirigida por Mateo Gil, con actores como el norteamericano Sam Shepard (Paris-Texas, Black Hawk Down), el español Eduardo Noriega (El método, Tesis, Agnosia) y la peruana Magaly Solier (La teta asustada, Altiplano, Amador). 

Butch Cassidy sentado a la derecha de todo y Sundance Kid a la izquierda



Está inspirada en la vida de Butch Cassidy, el ladrón de bancos y forajido más famoso del Oeste de finales de 1800, quien en la vida  real murió en el altiplano boliviano junto a su compañero Sundance Kid. Es algo que siempre me ha sorprendido, mucha gente "famosa", sin ir más lejos el Ché Guevara, ha encontrado la muerte en tierras bolivianas.
Para quienes todavía no saben quienes eran, quizás recuerdan una película muy conocida que relata la historia de estos bandidos, Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and The Sundance Kid), protagonizada por Paul Newman y Robert Redford.

Escena de la película, pueblo minero ambientado a principios de 1900
En Blackthorn, Mateo Gil, revive a Butch Cassidy quien en ficción es ya viejo y sigue viviendo en el altiplano boliviano, cuidando y criando caballos. Forma amistad con un ingeniero de minas español (Eduardo Noriega), quien también huye de problemas con la ley. Butch y él se ven  atrapados en una nueva aventura,  rememorando la vida pasada del forajido, además es una gran  historia humana que promete dejar al espectador conmovido.

Escena de la película en el Salar de Uyuni
En resumen, es un verdadero Western, filmado en  preciosos paisajes bolivianos, como el Salar de Uyuni, el altiplano, las minas y pueblos mineros de Potosí. Todo el equipo se ha visto encantado por estos lugares  irreales e impresionantes, a 3000 y 4000 metros de altura, en un país tan complejo que afirman que parece varios países a la vez. El acceso a la mayoría de las locaciones ha sido difícil, pero dicen que ha valido la pena por lo conseguido y porque cada vez que llegaban a un nuevo lugar se les quedaba la boca abierta y digo yo, que seguro se les caía también la baba.



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