Ya hemos disfrutado del primer capítulo de la serie “The Walking Dead” de la que hablé en un post anterior. Su estreno causó furor en EEUU, donde lo vieron 5,3 millones de espectadores convirtiéndolo en la premiere más vista de la cadena AMC. Fuente
Como ya adelanté, la historia principal sigue a Rick Grimes, interpretado por Andrew Lincoln (Love Actually), un policía de una pequeña ciudad del estado sureño de Georgia que se despierta después de un coma para encontrarse en una ciudad fantasma, llena de cadáveres, algunos más animados que otros. Al ver que su familia se ha marchado, decide ir en su busca. En la trama también aparecerán otros personajes que se irán cruzando con el protagonista.
El maquillaje y efectos especiales están muy bien conseguidos y las escenas de violencia, aún siendo crudas, tienen el equilibrio adecuado de gore (o como decimos por estos lares “sang i fetge”) sin llegar a lo asqueroso.
Pero hablemos de los zombies, o “Walkers” como los llaman. Aunque no se desvela el origen de este holocausto, podemos conocer varias cosas de ellos. En este caso, se trata de “infectados”. Un individuo es mordido y/o arañado por un zombie y a consecuencia de esto desarrolla una fiebre muy alta que en uno o varios días lo acaba matando. El cuerpo del individuo muere, excepto una pequeña región del cerebro, que lo hace despertar y vagabundear por ahí buscando cerebros. La única manera de matarlos es dañando la cabeza, ya sea por disparo u objeto contundente. Con todos estos detalles he editado un gráfico que me he encontrado por internet, añadiendo los presentes en la zona de los tontos (Dumb) y medianamente lentos.
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